Fray Juan Fernández de Rojas 

Fernandez de Rojas

Hijo de Francisco y Placida, nació en Colmenar de Oreja, en 1750, en 1765 ingresó en el Convento de San Felipe el Real, en la Orden de San Agustín, y profesó al año siguiente; en 1772 paso a Salamanca donde, con el nombre poético de Liseno, formó parte del grupo de poetas ilustrados denominado “Escuela literaria salmantina del siglo XVIII” en torno a fray Diego Tadeo González, quien junto a José Cadalso fue su mentor. 

En 1800 fue nombrado para suceder al padre Manuel Risco en la continuación de la obra histórica del padre Enrique Flórez, la monumental España Sagrada, en lo que pudo trabajar poco por su ya menguada salud, por lo que en 1816 fue exonerado de dicha comisión, siendo sustituido por Antolín Merino, y a los tres años falleció en su convento de San Felipe el Real, el 18 de abril de 1819.
 
Profesor de filosofía y teología, también ejerció de poeta de mérito, pero fue en su calidad de autor de atrevidos trabajos de sátira y crítica social, con los que verdaderamente obtuvo reconocimiento y distinción en los cenáculos literarios de la época.

Tampoco le faltaron complicaciones y disgustos, de los que supo salir sin daño. Prueba de su valía como escritor es su amistad con Jovellanos, Meléndez Valdés, Forner y otras encumbradas figuras de la vida política e intelectual de aquel momento. Sobre todas ellas destacó la que le unía a Goya.

Fernandez de Rojas

Existe un magnífico retrato suyo (imagen derecha) realizado por Francisco de Goya, no se conocen los detalles del encargo de este retrato, ni tampoco la cronología exacta, por eso se fecha respondiendo a la técnica pictórica. Sí se conserva, no obstante, el testimonio de la sobrina del retratado, Carmen Arteaga Fernández de Reboto, viuda del médico de Fernando VII Marcelo Reboto, recogido en la publicación de María Rosario Barabino. La sobrina hablaba sobre la estrecha relación que unía a su tío y al pintor, forjada a raíz de las numerosas consultas artísticas que Goya le planteaba, siendo éste consciente de sus grandes conocimientos sobre Arte. La buena estima en que el artista tenía a fray Juan le llevó a realizar este retrato, a pesar de las constantes negativas del religioso; un retrato donde, en palabras de Carmen Arteaga, Goya echó "el resto de sus artísticos conocimientos, particularmente en el parecido y en el colorido".

Sugiere Margarita Moreno de las Heras que la obra perteneció al retratado y pasó por herencia a su sobrina, Carmen Arteaga Fernández de Reboto, en Madrid. Después pasó, de nuevo por herencia, a la propiedad del hermano de ésta, Santiago de Arteaga. En su testamento, y por disposición del mismo fray Juan, pasó a la Real Academia de la Historia en 1857.

Escribió poesía anacreóntica y bucólica, y alguna composición desvergonzada como "Pájaro en la liga" que le atribuye José León, pero destacó más como escritor satírico. Con el pseudónimo Alejandro Moya escribió El triunfo de las castañuelas, una sátira y parodia de los enciclopedistas y los tratados científicos y filosóficos de la Ilustración, donde aparecen personajes como Locke o Voltaire y lugares como Madrid, bajo el nombre de Crotalópolis .
 
Llena de ironía y buen humor, Fernández de Rojas dedicó esta obra a Francisco Agustín Florencio, autor del título Crotalogía ó ciencia de las castañuelas, uno de sus propios pseudónimos, y criticó humorísticamente sus propias obras con Impugnación literaria de la Crotalogía, bajo el pseudónimo de Juanito López Polinario. Al mismo grupo pertenece Carta de Madama Crotalistris sobre la segunda parte de la crotalogía (1792), que denuncia la implicación de la aristocracia en el fenómeno popular del tipismo barriobajero y los actos de las Academias.
 
Se ocupó de editar las Poesías de fray Diego Tadeo González (1796), aunque el autor había ordenado que se destruyeran. Se le ha atribuido el Libro de moda o Ensayo de la historia de los currutacos, pirracas y madamitas del nuevo cuño (1795), aunque al parecer es de Juan Antonio de Iza Zamácola.

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Juan  Rodriguez Duran