Convento de la Encarnación
Está situado en la parte norte del pueblo en la recoleta Plaza de la Solana, a la que da frente su fachada principal, la lateral izquierda discurre a lo largo del callejón de las monjas, la de la espalda lo hace por la calle malcasado, y por la derecha ésta unido a casas de particulares situadas en la calle de Agustinas Recoletas.
Con la casa Palacio, ocupa aproximadamente 7.000 metros cuadrados y está compuesta por tres cuerpos y amplia huerta a la espalda, con un patio o lonja delantero obtenido del retranqueo del cuerpo central, a cuyo patio se accede por escalinata desde la Plaza y desde el cual se pasa a cada uno de los tres cuerpos.
Semejante composición, similar a la del Monasterio de la Encarnación de Madrid, ofrece a la vista atrayente aspecto. Data su construcción de mediados del siglo XVII, aunque fue fundado en 1636 y puede considerarse como una muestra muy significativa y afortunada de la arquitectura madrileña de la época.
El cuerpo central lo ocupa la bellísima iglesia conventual, trazada por Fray Lorenzo de San Nicolás, Agustino Recoleto; su monumental fachada es un hermoso ejemplar del Barroco Madrileño significativo de la época, con tres huecos que dan paso a un atrio desde el que se pasa a la iglesia, estructurada en torno a una planta de cruz latina con capillas laterales y el crucero rematado por una cúpula encamonada, conserva en su bóveda central y en las pechinas de la cúpula ciertas pinturas murales de excelente factura atribuidas al pintor palentino Matías de Torres (1635-1711).
Las pinturas situadas en la bóveda se enmarcan en molduras de yeso y presentan escenas de la vida de San Agustín, mediante sencillas composiciones, que destacan una perfilada figura principal acompañada de figuras secundarias de trazo desdibujado. Así, encontramos las siguientes representaciones: San Agustín lavando los pies a Cristo, San Agustín y el problema de la Santísima Trinidad y San Agustín en éxtasis.
En las pechinas, también enmarcadas en ojivas de yeso, se representan las figuras de cuatro beatas de la orden agustiniana, a cuyos pies se encuentran las cartelas que nos permiten identificarlas como la Beata Clara de Montefalco, la Beata Cristina de Spoleto, la Beata Verónica de Binasco y la hoy ya Santa Rita de Casia, patrona de los imposibles.
A los Pies está situado el coro alto de la clausura sobre el atrio exterior; a la derecha una puerta comunica con la clausura y a la izquierda otra con el Callejón de las Monjas, existiendo a ambos lados un balcón-tribuna y algunos ventanales correspondientes: los de la derecha a la clausura y los de la izquierda también a la clausura y anterior mente a la casa-palacio del Conde.
El cuerpo derecho constituye el Convento propiamente dicho donde se realiza la vida monástica, al que se entra desde el patio que da a la plaza. Está compuesto por un amplio zaguán, desde el que se pasa al locutorio y habitaciones de la demandadera y clausura y se sube a la habitación del capellán.
La clausura es amplia y soleada, aunque ninguna de las ventanas da a la vía pública, salvo el gran ventanal del coro alto, rasgado de la fachada principal de la iglesia, que tiene vistas a la plaza de la Solana.
Tiene además otro coro bajo, sala capitular, sala de labor, 24 celdas, noviciado con tres celdas y sala que dan a amplio corredor, refectorio y ante refectorio, cocina, provisoría, torno, locutorio y otras dependencias, cuatro patios, rodeado el principal de hermoso claustro, jardín y huerta.
El cuerpo de la izquierda constituye lo que fue casa-palacio de los Condes de Colmenar y en la actualidad varias viviendas que alquilan las religiosas. Tiene su estrada principal desde el patio abierto a la plaza y está compuesto de planta baja y alta distribuidas en amplio salón en cada una y otras habitaciones y dependencias, llamando la atención la abundante y buena herrería en ventanas y balcones al exterior.
Los situados encima de la puerta de entrada a la casa-palacio y encima del balcón-tribuna de la misma casa que da a la iglesia, son escudos simples, en los que ocupan su campo dos lobos de sable andantes, uno sobre el otro, y tienen bordura con tres ventanas (conchas) alternando con tres S el primero y con diez veneras y diez S.S. alternando el otro y ambos timbrados con corona de marqués. Los situados sobre las puertas de entrada del convento y al locutorio, son escudos partidos, con un león en el lado diestro y barras en el siniestro y tienen bordura con escudetes apareciendo timbrados con corona de marques.
El fundador del Convento fue Don Diego de Cárdenas, señor de Colmenar, y su mujer Catalina Ponce de León, que en su testamento de 1636 dejó vinculado el Patronato del Convento al Condado de Colmenar de Oreja, que había sido creado por Felipe IV en 1625 en la persona de Don Bernardino de Velasco Rojas y Ayala, que luego sucedería en el Condado de Fuensalida, y del que había recibido el de Colmenar el hijo del fundador, Don Bernardino de Cardanes Velasco y al que sucedieron los siguientes Condes de Colmenar de Oreja que también lo eran de Fuensalida y Señores de Oreja: - Don Antonio de Cardanes Velasco, llamado Don Antonio López de Ayala, Velasco y Cardenas, al suceder en el de Fuensalida - Don Félix López de Ayala, Duque de Atrisco - Don Manuel López de Ayala, Marqués de la Alameda - Don Juan Bautista Centurión Fernández de Córdoba, Marqués de Estepa - Doña Francisca de Paula Benavides Fernández de Córdoba, Duquesa consorte de Frías, en quien se extingue en 1837 la jurisdicción señorial sobre Colmenar de Oreja y Oreja y posiblemente el Patronato del Convento.
La construcción del Convento, con su Casa-Palacio aneja, proyectada por uno de los grandes arquitectos del siglo XVII el Agustino Fray Lorenzo de San Nicolás, la comenzó el primer Patrón y II Conde de Colmenar, Don Bernardino de Cárdenas Velasco, y la concluyó por el año 1662 su hijo, Don Antonio de Cárdenas Velasco. En 1688, la comunidad estaba compuesta por tres religiosas que llegaron del Convento de Cazorla, Madres María de San Juan Bautista, superiora, Juana María de los Angeles, subpriora, y la hermana Asensia de la Purificación. Donada. En 1787 ampliaron la iglesia con capillas y las religiosas llegaron a ser veintidós.
En su día se sugirió que los relieves de la fachada de este convento, podían ser de Riera por su semejanza con el que decora la fachada de la Encarnación de Madrid, de su autoría, pero según informaciones posteriores, se confirma que los primitivos fueron destruidos en 1936 y los que ahora ostenta este convento son obra posterior, pero sin duda tomando como modelo el madrileño.
Datos de Interés
En el interior de la capilla (zona visitable) además de los frescos realizados por Matías de Torres vamos a encontrar entre otras muchas obras de arte los lienzos de Elvira Soriano realizados en el siglo XX.
Horario de misas: Lunes a domingo 9:00 H
Se realizan visitas guiadas en Sabados, Domingos y Festivos con reserva previa, excepto festivos importantes para la Orden
Teléfono de contacto para reservas: 620 39 01 68