Sonetos a Colmenar
El soneto
Es un tipo de poema de origen italiano que se introdujo en España durante el Renacimiento, con el soneto no sólo llegó una forma métrica, sino nuevos temas, y nuevos recursos poéticos. Técnicamente, el soneto se compone de dos cuartetos y dos tercetos, con un total de catorce versos endecasílabos.
La rima debe ser de tipo consonante: El primer verso con el cuarto, el quinto y el octavo, y el segundo con el tercero, el sexto y el séptimo.
La rima de los tercetos admite cierta flexibilidad: Puede rimar el primero con el tercero y el quinto, y el segundo con el cuarto y el sexto. O bien: El primero con el segundo, el tercero con el sexto, y el cuarto con el quinto. Hay otras modalidades, aunque menos frecuentes.
Soneto I
Fuiste “Aureliae” en época Romana.
Nacida de tu vientre en piedra dura
y asomando tu rostro a la llanura:
fuiste Goda, Morisca y Castellana.
Tú fuiste la colmena que se afana
y un Rey te dio este Fuero que perdura
en la Historia, leal y de cordura;
que tus viejos solares engalana.
Llegaste en mocedad a Toledana:
labradora, cantera y tinajera;
dentro de aquella España aventurera
Que descubrió la tierra americana
sintiéndote en afanes pionera:
de industrias, cultivos y cantera.
Soneto II
Naciste en rocas de tu vientre hecha
y arropa tus solares, como hiedra
la caliza blancura de tu piedra:
tan viva, tan tenaz y tan derecha.
Impoluta en el tiempo que te acecha,
sigue tu estampa dura y así medra
en todo el Siglo veinte, y no te arredra;
porque duro tu encaste a todo apecha
Pasaste a ser Madrid, pero eres Mancha,
que allí fue tu raíz donde arraigó,
aunque ser de Madrid; también engancha
Otro Rey, ser Ciudad te proclamó
y el orgullo de serlo, el pecho ensancha;
que todo con afanes se ganó.
Soneto III
Eres “Aureliae”, aún y Colmenar,
más ya pariste nombres, con euforia
para hacer que perdure tu memoria;
haciendo tu camino al caminar.
Diste gentes que amaron tu solar:
pintores, artistas, hombres que tu Gloria
ampliaron con aportes a tu Historia;
abriendo más caminos al andar.
Aún estas aquí, viva y serena,
en otro Siglo nuevo, casi a estreno;
de coches y tejados con antena.
El tiempo que pasó nunca fue ajeno
al trafago de Historia que te llena,
contando lo que fuiste a pulmón lleno.
Soneto IV
Hoy otea tu torre la campiña.
Eres monumental en piedra altiva.
Monumento en tu vino y en tu viña.
Señorial en tu aire, raza viva.
Eres la madurez y aún eres niña.
Tu rumbo está marcado sin deriva.
Eres quien ama y se encariña
y aunque sí eres mayor, no estas pasiva.
Le rezas a ese Dios que conociste
y te mira desde el Humilladero.
! Ese Cristo a quien todo le pediste ¡
Hoy eres del presente compañero,
tendiendo el mismo encanto que tuviste
cuando al mundo asomaste por entero.
Soneto V
Puente del Zacatín, de cantería,
hecho con tu piedra bien labrada
que soporta la Plaza cada día.
Eres piedra en tus lares asentada.
En tus fuentes manando todavía.
En la Ermita del Cristo y de María.
! Eres piedra caliza dura y fría ¡
Centenarias las fuentes de los Huertos
y Barranco, te dieron de beber
los Siglos y los días que pasaron.
Y están ahí, aunque fósiles más ciertos,
los muros de tu Historia y de tu ser;
mirando lo que antaño te legaron.
Soneto VI
un pueblo con raigambre Castellana,
que guarda sus ancestros Soberana;
mirando al horizonte con porfía.
Eres la raza Ibera que confía
en su Cristo, al nacer cada mañana,
acogiendo su Cruz de buena gana,
para ser lo que eres cada día.
Eres sillar y barro de tinaja,
rojizo, cual la tierra de tu entorno.
! De sangre y sol, de luces y de fuego ¡
Sobrio solar de gentes sin ventaja
Que llevan, como seña, piedra y horno;
teniendo mano y alma de labriego.
Soneto VII
Entre piedras y barro tinajero,
forjaste un porvenir adelantado.
Tus piedras y tinajas han llegado
a las tierras de España, por entero.
Bodega hiciste al agro vinatero
de la Mancha. La viña has agrandado
en los siglos que el tiempo ha consumado,
entregando tu ser; como un reguero.
Tus calizas vidriosas, tus tinajas,
hicieron monumentos y bodegas
en las grandes Ciudades y sus tierras.
Y no tendrán entierro ni mortajas
tus álgidos afanes, tus entregas;
ellos resistirán tiempos y guerras.
Soneto VIII
Te asomas al más Río de los ríos
que cruza en su pasar la tierra Ibera.
Tu vega es la que ensancha su ribera,
donde amaga ya el Tajo tantos bríos.
Tu alta torre afronta desafíos.
Vigila tu campiña, toda entera.
Es saeta de Dios que en todo impera
y acoge la oración de los desvíos.
Entre tierras rojizas y de alcores,
se encuentran tus viñedos, tus secanos;
tus fuentes de aguas frescas y hortelanas.
Eres ribera en el Tajo, de verdores,
de sombra de nogales y manzanos;
de aves que despiertan las mañanas.
Mi especial agradecimiento a su autor "Antonio Figueroa" (1930-2019)
Por facilitarme en su dia estos sonetos dedicados especialmente a nuestro pueblo y por autorizarme a su publicación para deleite de todos los lectores, y enriquecimiento de mi pagina.