Plaza Mayor
En un principio llamada Plaza Nueva, después por dos veces, de la constitución, y otras dos de la república, dejando paso a ser llamada del Generalísimo, y por fin Plaza Mayor, Plaza de soportales formados por columnas de piedra, con balconadas de madera. Posiblemente, es uno de los mejores ejemplos de plaza mayor típicamente castellana, asentada sobre el colosal túnel que cubre una buena parte del profundo barranco alrededor del cual se fue forjando el núcleo urbano. Se muestra a la vista, como un hermoso y armonioso recinto, rodeado de amplia calzada, durante las fiestas patronales de mayo y septiembre se transforma en pocos días en un coso taurino cerrado, dotado de barrera, contrabarrera y tendidos.
También sirven de palcos o andanadas los corredores de las casas para tal menester concebidos., además ha sido recurrente escenario de diferentes filmaciones, desde la arcaica producción española «Santa Rosa de Lima» a series televisivas como «Villarriba y Villabajo».
Cerrado por los cuatro paños, tres de ellos- S.E.N. - integrados por edificios privados a los que antecede, a guisa de fachada, vistoso pórtico corrido compuesto de amplio soportal encimado por galería o corredor apoyado en columnas y pilastras de piedra de Colmenar. Campeando en otro paño, -O- la Casa Consistorial y la Casa del Pósito, ésta de bella y noble traza.
Tiene cinco portillos de acceso: dos descubiertos en el paño O. que ponen en comunicación el recinto con la vía que enlaza las Calles Aranjuez y Empedrada; otro cubierto en el paño S. que le comunica con la calle y paseo del Cristo; y dos más cubiertos en el paño E. que comunica con las calles Mortal y Cosca. La espalda del paño O. da frente a la vía de enlace Aranjuez- Empedrada, integrada actualmente en la Plaza del Mercado y parte integrante antes de la que se llamó Plaza Vieja; la del paño E. da frente a la Calle del Nene, situada entre Mortal y Cosca.
El paño N. da frente al Puente Zacatín por el que discurre el barranco, en su trama de aguas arriba; y el paño S. da frente al lugar de extramuros conocido con el nombre de Ojo del puente, por el que discurre, aguas abajo, el barranco, y en el que da principio a la calle de este nombre (Calle de Barranco).
Durante siglos, en este lugar se extendía una profunda y sucia barranquera a la que vertían las aguas del caserío. Y esta es su peculiaridad, pues se trata de la única plaza de España que se sustenta sobre una compleja obra de ingeniería que tardó más de un siglo en levantarse: el Arco de Zacatín, una prolongada galería de más de 70 metros. Los orígenes de esta magna obra se remontan al 1629. En aquella época Colmenar había experimentado un notable crecimiento, de manera especial hacia el oeste, en lo que dio en llamarse El Arrabal, núcleo separado de La Villa por el barranco.
Aquel año, los colmenaretes solicitaron a Felipe IV licencia para levantar una plaza que respondiese a la importancia alcanzada por su pueblo, al tiempo que eliminase las molestias que originaba el precipicio. Iniciadas en 1677, como no podía ser de otra manera, el coste y complejidad de las obras se dispararon. De nada sirvieron las donaciones de la Corona o, incluso, los peculiares impuestos establecidos. Como el que gravaba cada libra de carne con dos maravedíes o las multas recolectadas entre los ropavejeros. Rellenar tan amplia depresión de manera artificial y construir por su mitad una galería capaz de canalizar las aguas fue algo complejo en extremo.
La obra duró 118 años y así se refleja en una placa situada sobre el dintel del arco en la que puede leerse que finalizó: «REINANDO CARLOS III EN EL AÑO D 1794».
En aquella fecha, ambos núcleos quedaron unidos por una amplia explanada, interrumpida por un fuerte desnivel hacia el mediodía, sobre el que abrían sus vertiginosas fachadas unas sorprendentes casas colgantes que todavía aguantan en pie. Las últimas reformas realizadas a comienzos de los ochenta han recuperado el abrevadero y los antiguos lavaderos de la Fuente del Barranco. En los bordes del pilón han quedado las huellas de los cántaros con los que se cogía el agua. Con respecto a la galería, se construyó un suelo de manera que la bajada de aguas discurriese por un colector bajo el mismo. En su interior se perciben las tres épocas en que estuvo inmersa la construcción. La primera es de bovedilla, la segunda de ladrillo y la tercera robustos sillares de la conocida caliza del lugar.
En dicha plaza se encuentran, la Casa Consistorial y la Casa del Pósito
CASA CONSISTORIAL: La Casa Consistorial se encuentra emplazada al N de la fachada lateral del Pósito, formando ángulo con ella, al integrarse una antigua fábrica que tenía su fachada en la misma línea que ahora tiene el consistorio. La primera Casa del Concejo se ubicaba en la actual Plaza de Alfonso VII, antigua Plaza Principal. Con la construcción de los puentes, la primitiva Plaza Principal fue reemplazada por otra ubicada entre la iglesia parroquial y el barranco que dividía el pueblo en dos, y a esto debió obedecer que se hiciera nueva Casa para el gobierno local en la Nueva Plaza.
La Casa Consistorial data del año 1730 y se componía de dos plantas y su fachada principal daba a la Plaza. En el año 1794 se terminaba el cubrimiento del barranco y se procedió a transformar la fachada principal anteponiéndole un pórtico compuesto de soportal encimado por corredor cubierto y dejando colocado el escudo o blasón de Colmenar labrado en piedra en el año 1798, en que se terminaba esta obra. Esta fecha ha venido induciendo a la errónea creencia que esta fecha coincide con la de la construcción del edificio.
En el año 1916 se desprendió y demolió una especie de puente que existía entre la Casa Consistorial y la del Pósito, que servía hasta entonces como tribuna para presenciar los espectáculos que tenían lugar en la Plaza, principalmente taurinos.
En el año 1945 se terminó una importante obra de ampliación y redistribución de la Casa Consistorial al comprar el Piso bajo de la casa en la Plaza lindante por la izquierda con la Casa Consistorial y compuesto de sótano y cueva, cinco habitaciones, patio y corral, que quedó arreglado y sus habitaciones adaptadas para cuerpo de guardia, calabozos, botiquín de emergencia, cediéndose un trozo para establecer comunicación entre el soportal de la Casa Consistorial y el paño N. Cerrada la Plaza quedaron en la parte Norte y a la parte Sur sendos espacios abiertos, atravesados por el cauce del barranco. El espacio Norte, denominado del Zacatín, quedo encajado en la espalda del paño Norte de la plaza. En 1936 se procedió al cubrimiento del cauce que le atravesaba dejando configurada la actual Calle Zacatín.
CASA DEL PÓSITO: Se construyó junto al segundo tramo del puente de piedra, finalizando sus obras en 1792, reinado de Carlos IV, según testifica la lápida de piedra que conserva encima de la puerta de la entrada. Esta obra completo el paño Oeste de la Plaza Nueva, en el que también estaba la Casa Consistorial, y sirviendo al propio tiempo de separación de la mencionada Plaza Nueva y de la que por entonces empezó a llamarse Plaza Vieja.
El concepto de Pósito nació en ignorada época, y se extendió por el ámbito nacional, a modo de granero comunal que proporcionaba pan a caminantes y mendigos, regulaba el precio del trigo y del pan en época de escasez y facilitaba trigo para la siembra a los labradores con necesidad.
El edificio estuvo dedicado a la finalidad para la que fuera construido hasta que quedó vacante por la conversión del dinero del capital del Pósito anteriormente representado por trigo.
La Casa del Pósito ha sido utilizada desde entonces como Juzgado Municipal, cárcel, retén de serenos, almacén de madera (para preparar la plaza para los novillos), escuela de niños y biblioteca; aunque el sueño anhelado siempre fue que fuera la Casa Consistorial, por su privilegiado y despejado emplazamiento de la Casa del Pósito en la Plaza Mayor y su hermosa y ponderada traza que la sitúa a la cabeza de los edificios civiles de Colmenar.
Cuando la plaza se encontraba, aunque inacabada, a punto de ponerse en servicio, allá por la postrimería del siglo XVIII, se daba cima a otra obra que daría lugar a una nueva calle que llamaron del Cristo y a un encantador Paseo que denominaron con el mismo nombre del Cristo. Del portillo meridional de la por entonces llamada Plaza Nueva arrancaba la calle, a la que seguía el paseo hasta la Ermita del Humilladero, Patrón de la Ciudad, salvando la profunda vaguada que atravesaba con un puente llamado del Pilarejo. De los árboles que se plantaron a lo largo de su recorrido, para darle sombra, todavía se conservan varios ejemplares bicentenarios inmediatos a la vaguada. La cuesta que baja desde el Barrio del Descaderado a la Fuente y calle del Barranco es la línea que marca la terminación de la calle y el comienzo del paseo.
En 1958 se crea el Parque del Cristo, tomando como eje el Paseo del Cristo y como fondo la pequeña masa forestal plantada el año 1953.